Como presentación, para los que no me conozcáis, soy un chaval de siete años que vive tranquilo a la espera de un hermanito o hermanita en la localidad madrileña de Villarejo de Salvanés.

Horas después han venido a buscarme. Como hacía mucho calor para jugar al Bote Botero, al Escondite o a Polis y cacos hemos ido al campo. En concreto hemos ido al lado de la carretera de Valencia, donde hemos hecho calvos a los camioneros. Hoy sólo hemos conseguido que cuatro de ellos nos peguen un bocinazo, muy por debajo de la media.
Ante tal fracaso, Jorge ha ido a su casa con la excusa de beber agua y ha cogido un mechero sin que se enteren sus padres. Esta vez teníamos que tener más cuidado, ya que justo hoy hace una semana que causemos un incendio en el campo. Si no llega a ser porque el camión de los bomberos llegó pronto se habría liado una muy gorda. Esta tarde el mechero lo hemos usado solamente para quemar hormigas y un par de lagartijas que habíamos conseguido matar a pedradas. Los zapateros tuvieron más suerte y murieron ahogados en una botella de agua. La verdad es que me da bastante asco coger estos bichos con la mano, pero merece la pena por lo que se disfruta después.
Ya por la noche nos dimos cuenta de que unos señores habían vuelto a arreglar la farola, una farola que debe estar rota para que nos sintamos útiles. Tarea a priori fácil debido a la enorme cantidad de piedras que había por la zona. Y digo a priori porque a lo lejos una pareja de viejos nos vio cargarnos la farola y tuvieron que montar el numerito. Que si "sois unos vándalos", que si "menudos sinvergüenzas", que si "vamos a llamar a la Guardia Civil", que si "se lo pienso decir a vuestros padres"... Y ahora toca vivir con el miedo de que, efectivamente, esos señores mayores conozcan a mis padres y les chiven la forma que los niños de pueblo tenemos de entretenernos.
Muy bueno! Por cierto, si te sirve de consuelo, yo no conseguía mucho más de 2 bocinazos de camioneros... :S
ResponderEliminar