martes, 20 de septiembre de 2011

¡Bye, bye, verano!

Tenía claro que este acontecimiento se merecía una entrada en el blog. Tenía tan claro eso, como que me resultaría tan doloroso escribirla como el hecho de ir andando y que el maldito dedo pequeño del pie se tropiece con el sillón o algo así, qué sé yo... El caso es que es muy doloroso.
Y lo reconozco, era el primero que tenía ganas de comenzar de nuevo la rutina, de ver a los compañeros, de sentir algo de frío en mis carnes, de reanudar la universidad y sentirme al menos algo útil en el mundo este que habitamos, pero no deja de doler que se nos va otro verano, que dejamos atrás otro pedacito de calor, de sol, de noches largas y estrelladas, de paseos con los amigos, de juergas nocturnas (que continúan en invierno, otoño, primavera y las estaciones que nos inventemos), de paseos de la mano con la persona amada... pedacitos de experiencias que forjan nuestro corazón y que crean un parche más tapando el tiempo que se nos ha regalado en esta vida.
Es inútil no sentir nostalgia. Hay que pararse a pensar un instante, para los más nostálgicos, en que verano 2011 sólo hay uno... sólo ha habido uno. Y cada acción, cada circunstancia, cada vivencia, cada frase, cada risa, se han quedado con él, y ya son sólo recuerdos que se perderán con el paso de los meses.
Decimos adiós de nuevo a un verano, estación favorita de muchos, y sobra dar razones, y amada por otros muchos, como yo. Si alguien odia el verano, por favor, que se marche a otro planeta, con los de su especie, porque nada puede igualar la sensación de armonía y libertad al vivir una noche veraniega. Salir con ropa corta, sin preocuparte del frío lo más mínimo, puesto que, como mucho, sentirás una leve brisa que acaricia tus brazos y cara y te da las buenas noches. Bañarte en la piscina o en la playa, sentirte un garbanzo después de estar en el agua horas y horas. El sol pica a veces, pero no es mala gente en el fondo.
Espero terminar la entrada antes de ponerme a llorar cual niño pequeño al que se le acaba de caer un caramelo al suelo. No sin antes, recordar algunos de los mejores momentos que he vivido y me ha deparado este espectacular y mágico verano 2011...
... cómo olvidar estar con ella, cada momento vivido a su lado, paseando o chapoteando...
...cómo olvidar estar en la playa con la familia, los momentos de fraternidad que no se encuentran el resto del año...
... cómo olvidar las fiestas playeras con tras gandules que me llevé a mi piso... cada instante y cada anécdota fue única...
... el correr por la playa a altas horas de la noche, zarandeando la camiseta como salvajes...
... el baño de las 6 de la mañana y el posterior ataque de unos borrachos entrados en años, al igual que nuestro intento fallido de hacernos pasar por estrellas del rock...
... ¿una persona es capaz de cenarse dos paninis y, después de estos, una fabada asturiana?... yo creo que sí...
... noches de paseos eternos, en los cuales volvía a casa cuando ya mi hermano se había ido a trabajar y me recordaba a mí mismo que era un golfo... más que golfo...

En fin, podría escribir cienes y cienes de vivencias, pero creo que ya basta.
Nos despedimos de otro verano, pero otro llegará...
Ahora toca darle las gracias y saludar a nuestro amigo el otoño.

(Para acabar, me gustaría poner una canción veraniega, que espero que disfrutéis y os haga recordar, al menos por algunos instantes, alguna que otra experiencia del verano que dejamos atrás, que espero que haya sido espectacular)

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