Una serie que puede gustar más o menos pero cuyo fondo psicológico es innegable. Demuestra cómo se puede tener cariño a un cabrón. Wilson no era el único que le tenía estima, cada semana millones de personas le hemos seguido preocupándonos por su dolor físico y sentimental.
La sociedad necesita gente como House, un hombre al que no le preocupan formalidades y protocolos si saltándoselos consigue lo que quiere. Adicto a la vicodina, a las putas y al que la única persona que le importaba era él mismo; y precisamente por ello era ajeno a lo que los demás pensaran de sus aficiones.
Ajeno a los problemas de House con las drogas, con la cárcel y con sus fracasos sentimentales creo que es momento para centrarse en los mejores momento que Greg nos ha dejado, momento para echar unas risas con sus innumerables puntazos que soltaba a cualquiera desde su ingenio.
Va por House:
"Yo no me masturbo, me hago el amor", "he dicho que soy adicto, no que tenga un problema", "todo el mundo miente, la única variable es sobre qué"...Y así podríamos seguir con un sinfín de frases célebres del cojo más famoso de la televisión.
Hasta siempre, House.
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