Dándome una vuelta por las calles de Internet, he ido a parar con una artículo del diario digital "Puro Marketing", dedicado, ya lo dice claramente su nombre, al mundo del márketing, la publicidad, los negocios, la tecnología y demás aspectos referentes al mundo de la comunicación empresarial. El artículo del que hablo me ha agradado de manera sobrenatural, diría yo, puesto que el concepto que se tiene de la publicidad es algo... algo... algo injusto, quizás. Algo malo, por no decir, completamente malo.
Entendemos por publicidad esos extractos de tiempo que nos roban queriéndonos vender algo que no deseamos; una pérdida de tiempo y un tocamiento de huevos en toda regla.
Aburrida y repetitiva, no vemos más allá de los treinta segundos que aguantamos como obligación o los banners tediosos que nos asaltan a cualquier hora.
Pues bien, quiero recordaros que no es así. Al menos, no del todo.
Existe la buena publicidad, la que llega al espectador como una brisa refrescante de alegría y "placer. Y este artículo nos muestra esa gran publicidad; la que nos hace reír, la que apasiona y se nos queda grabada en la mente.
Os pido encarecidamente que prestéis unos minutos a la causa, para ver los carteles de publicidad que recoge el artículo, porque de verdad que merecen la pena. Si alguno no os hace sonreír, os doy permiso para golpearme nada más verme...
Golpearme flojito.
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