21 de junio.
Ésta es la fecha elegida por Simple Plan para el lanzamiento de su cuarto álbum de estudio, "Get Your Heart On!", que llega tras tres años de silencio. Tres largos años de silencio para un amante de la banda francocanadiense como yo; cuando ves que tu grupo de música favorito se toma ese espacio de tiempo entre un trabajo y otro, no sabes si alegrarte porque están preparando algo realmente bueno, o enfurecerte porque quieres escuchar más y más de ellos, a cualquier precio (en cuanto a calidad se refiere, por supuesto).
Pues bien, utilizaré la legendaria y poco original frase de: la espera mereció la pena.
He tenido el privilegio de escucharlo, unos días antes de que viera a la luz (algo lógico con el Internet que vivimos hoy en día) y, desde luego, no defrauda. El disco está compuesto por un total de 11 canciones, en las que se puede saborear la creciente y esperada madurez de e

stos chicos, que empezaron por el 1999 (su primer álbum de estudio es del 2002, "No pads, no helmets... just balls") con canciones con ritmos vibrantes punk, con problemas de adolescentes y ganas de reírse de todo y de todos.
A lo largo de sus ya cuatro álbumes hemos comprobado que su crecimiento, tanto a nivel profesional como personal (se ve en el contenido de sus canciones) ha sido muy positivo, y es eso lo que les convierte en grandes artistas: no se han estancado y se han conformado con lo que ya nos dieron, sino que han ido avanzando con los años, arriesgando, por supuesto, pero no siempre la tecla del éxito es el famoso "si algo funciona, ¿para qué cambiarlo?". Siempre se puede cambiar para bien.
Destaca, dejando de lado la gran calidad y la permanencia de ese "algo" que siempre les ha hecho únicos, la cantidad de canciones (5) que han cantado a pachas con otros artistas famosos, entre los que destacan Natasha Bedingfield y K'naan (lo conoceréis porque también cantó con Bisbal la canción del mundial de Suráfrica).
Con un estilo que nadie se atreve a calificar de un modo contundente, nadando entre el punk, el rock alternativo y el pop (yo lo llamo Runk), Simple Plan vuelve con fuerza y con estilo; con ritmos vibrantes y letras profundas; dispuestos a emocionar y a hacer saltar.
Simple Plan puede ser cualquier cosa, pero, irónicamente, no es nada sencillo.
Si decidís no escucharlo, cometeréis un grave error.
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