Esto es un mensaje hacia todos los fabricantes, de todas nacionalidades, de todos los tipos de auriculares para MP3: Haced vuestros productos de mejor calidad.
Que la esperanza de vida de un auricular es menor a la de una tarta en la nevera de Falete.
Que me dura más el envoltorio de un helado en mi cuarto que un auricular en funcionamiento.
Que ni siquiera da tiempo a que el auricular vaya cogiendo la cera de los oídos porque antes de eso ya se ha roto.
Que los hacéis con menos calidad que las canciones de Leonardo Dantés.
No es por dinero. Si tenemos que pagar veinte o treinta euros se pagan, pero por lo menos que duren lo suficiente como para cogerlos cariño. El caso es que no nos hagan tener que ir cada mes a por unos nuevos. No creo que que sea tan difícil. Que el coche de mi padre tiene 20 años y sigue funcionando. ¿Por qué? Porque no fue fabricado donde fabrican los auriculares.
Sois malas personas. Para hacernos creer que en realidad su duración es mayor nos amargáis la existencia desde el primer momento con esos cables que tú guardas cuidadosamente y que segundos después aquello está más enredado que los participantes de Mujeres y hombres y viceversa.
Y además de malas personas sois crueles. No os conformáis con jugar con nuestra ilusión, la ilusión de comprar unos nuevos auriculares y que te duren un par de meses, sino que encima hacéis que el proceso de la muerte del jodido aparato sea agónico. No os valdría con que un día lo enchufes y no suene, no. Hacéis que una mañana empiece a cortarse el audio de una de las dos salidas. Esa misma tarde esa salida ya no funciona. Por la noche hace amago de volver. Y al día siguiente ya son los dos auriculares los que empiezan a fallar.
Iría a comprar unos, pero hoy es domingo. Vuestra mala leche no para ni en días festivos. Os contaré lo que me duren los nuevos...
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